dimecres, 13 de setembre del 2023

2º de CIENCIAS

T-1 LOS PRIMEROS SABIOS 

 “ La mayoría de los primeros filósofos creyeron tan sólo principios a aquellos que se dan bajo la forma de la materia; pues afirman que el elemento y principio primero de todas las cosas es aquel a partir del cual todas las cosas existen y llegan por primera vez al ser y en el que terminan por convertirse en su corrupción, subsistiendo la sustancia pero cambiando sus accidentes; porque tal naturaleza se conserva siempre..., pues es necesario que haya alguna sustancia natural, una o múltiple, de la que nazcan las demás, mientras ésta se conserva. Respecto al número y la forma de tal principio no todos están de acuerdo, sino que Tales, el iniciador de tal tipo de filosofía, dice que es el agua (por lo que manifestó que también la tierra está sobre el agua), tomando, tal vez, dicha suposición de la observación de que el alimento de todas las cosas es húmedo y que el calor mismo surge de éste y vive por éste (el principio de todas las cosas es aquello de donde nacen); de aquí dedujo su suposición y del hecho de que la semilla de todas las cosas tiene una naturaleza húmeda y el agua es el principio natural de las cosas húmedas”.

 ARISTÓTELES, Metafísica




 T- 2 HERÁCLITO


 “Este mundo, que es el mismo para todos, no ha sido creado por ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que fue siempre, es y será fuego eternamente vivo que se enciende según un orden regular y se apaga según un orden regular.” “No es posible meterse dos veces en el mismo río ni tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado; a causa de la velocidad del movimiento todo se dispersa y se recompone de nuevo, todo viene y va.” “Dios es dia-noche, invierno-verano, guerra-paz, hartura-hambre, (todos los opuestos, éste es su significado); cambia como el fuego, al que, cuando se mezcla con perfumes se denomina según la fragancia de cada uno de ellos”. “La auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta” . “La enfermedad hace a la salud agradable y buena, el hambre a la hartura, el cansancio al descanso”.

 Heráclito 


 

 T-3 PARMÉNIDES Y EL LOGOS 


Parménides de Elea (en griego Παρμενίδης ὁ Ἐλεάτης) fue un filósofo griego. Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C.* 1​ en la ciudad de Elea, colonia griega de Magna Grecia (sur de Italia). Parménides escribió una sola obra: un poema filosófico en verso épico del cual nos han llegado únicamente algunos fragmentos conservados en citas de otros autores.


 Los especialistas consideran que la integridad de lo que conservamos es notablemente mayor en comparación con lo que nos ha llegado de las obras de casi todos los restantes filósofos presocráticos, y por ello su doctrina puede ser reconstruida con mayor precisión. Por lo que podemos deducir a partir de los testimonios conservados, el poema de Parménides representa una revelación divina dividida en dos partes:

 • La vía de la verdad, donde se ocupa de «lo que es» o «ente», y expone varios argumentos que demuestran sus atributos: es ajeno a la generación y la corrupción y por lo tanto es inengendrado e indestructible, es lo único que verdaderamente existe —con lo que niega la existencia de la nada— es homogéneo, inmóvil y perfecto. 
 • La vía de las opiniones de los mortales, donde trata de asuntos como la constitución y ubicación de los astros, diversos fenómenos meteorológicos y geográficos, y el origen del hombre, construyendo una doctrina cosmológica completa. 

Mientras que el contenido de la vía de la opinión se asemeja a las especulaciones físicas de los pensadores anteriores, como los jonios y los pitagóricos, la vía de la verdad contiene una reflexión completamente nueva que modifica radicalmente el curso de la filosofía antigua: se considera que Zenón de Elea y Meliso de Samos aceptaron sus premisas y continuaron su pensamiento. Los físicos posteriores, como Empédocles, Anaxágoras y los atomistas, buscaron alternativas para superar la crisis en la que había sido arrojado el conocimiento de lo sensible. Incluso la sofística de Gorgias acusa una enorme influencia de Parménides en su forma argumentativa. Tanto la doctrina platónica de las formas como la metafísica aristotélica guardan una deuda incalculable con vía de la verdad de Parménides. Por esto es por lo que muchos filósofos y filólogos consideran que Parménides es el fundador de la metafísica occidental. Compite con Aristóteles por el título del "padre de la lógica" por emplear argumentos deductivos1​ y formular el principio lógico de identidad y de no contradicción.2​3​ ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------




 T-4 SÓCRATES En medio del ambiente que envolvió al movimiento sofista emerge el genio extraordinario de Sócrates, (469-399) figura que de manera indiscutida se transformará en inspiración y maestro de los más connotados filósofos griegos del llamado “Siglo de Oro” de la filosofía (s. V-IV a.C.). Dos puntos de contradicción surgen sobre la figura de Sócrates y que dan origen a lo que dentro de la academia se denomina “el problema socrático”. Tenemos por un lado que sus discípulos establecieron por escrito una serie de doctrinas que se le atribuyen, elevándolo hasta la exaltación, como es el caso de Platón en sus Diálogos. Jenofonte ve en Sócrates nada más que al ciudadano honorable y justo, en cambio, otros como Arisatófanes, lo caricaturizan. Lo cierto es que Sócrates ha ejercido a lo largo de la historia del pensamiento una influencia extraordinaria y ha sido elevado al nivel de símbolo para las generaciones venideras. 
  

 Por otro lado, frente a la pregunta ¿Quién fue Sócrates? no existen datos objetivos sobre su persona por cuanto no hay manuscritos del maestro. Sobre su doctrina no se puede afirmar con certeza nada. Su enseñanza se limitó a la exposición oral y por lo tanto se carece de elementos objetivos que garanticen la autenticidad histórica de su pensamiento. Los diálogos socráticos de Platón nos dejan en la inexactitud de saber cuáles de las doctrinas que pone Platón en la boca de Sócrates son propias y cuáles las de su maestro. Por su parte Jenofonte, que es otra fuente, no le atribuye ninguna doctrina y Arsitófanes lo ubica como un sofista y le atribuye algunas doctrinas de los presocráticos. Si Sócrates fue o no un personaje “real”, o fue acaso una creación mítico-literaria de Platón, no es un asunto de fácil solución. El punto es que sobre Sócrates, no hay “documentos” sino “interpretaciones” y la cuestión de su precisión histórica será siempre un tema abierto. Sin embargo, los estudiosos hoy día han establecido un criterio conocido como “perspectiva del antes y después de Sócrates” y que viene de alguna manera a remediar las investigaciones socráticas en crisis. 


De acuerdo a esta perspectiva, resulta de mayor probabilidad referir a Sócrates las doctrinas que la cultura griega recibe cuando Sócrates ejerce su enseñanza en Atenas, antes que la elección de las diversas fuentes que existen. Desde este punto de vista, la filosofía socrática adquiere un nuevo vigor y un notable influjo en el desarrollo del pensamiento griego. De la acumulación de los “materiales históricos” que se conservan en la tradición filosófica occidental respecto a Sócrates, podemos extraer algunos datos que nos permitan sistematizar las principales ideas en torno a la filosofía socrática. Sócrates es uno de los creadores de la gran tradición filosófica occidental y es como el paradigma ideal del quehacer filosófico. 


Nació en Atenas alrededor del 470 a.C., su padre, Sofronisco, fue un escultor y su madre, Fenárates, desempeñaba el oficio de partera. Dos actividades, que combinadas servirán más tarde para decir que Sócrates esculpió el carácter de los jóvenes atenienses y ayudó a dar a luz a la sabiduría. El método socrático Aunque Sócrates no es un sofista, sin embargo, en algún sentido se parece en la forma pero no en el fondo; cuando recorre las calles de Atenas interrogando por la verdad de las cosas a todo aquel que se cruza en su camino. Las preguntas de Sócrates a sus interlocutores pretendía poner en evidencia que las más de las veces las respuestas no parten del ejercicio de la razón sino de la autoridad o por la memoria, divagando en respuestas huecas. Con Sócrates la filosofía se ve obligada a su fecunda tarea bajo un método basado en el “Diálogo” y que se halla vinculado al desvelamiento de la esencia del hombre, de tal modo que éste se despoje consciente y enteramente de la ilusión del saber. Sócrates es el filósofo del Ágora y como tal dialoga en la plaza pública creando las condiciones idóneas para acogerla verdad. 

 El giro socrático de la filosofía hace que ella se centre sobre el conocimiento interior del hombre y la vida de este mismo en la ciudad: “Nada me enseñan la tierra y los árboles, sino los hombres en la ciudad” (Fedro 230 d) En Sócrates la filosofía se entiende como una búsqueda colectiva y en diálogo, tratando de dar respuesta a uno de los problemas cruciales de aquel momento: la ética.


 Para esto, el método socrático se valdrá de dos momentos: en primer lugar la ironía, que consiste en el arte de hacer preguntas recurrentes; recordándole al interlocutor las deficiencias de fundamentos racionales que sustentaban las creencias anteriores. La ironía tiene la intención de hacer reconocer a los demás su propia ignorancia. Desde el punto de vista pedagógico es un estímulo y una exhortación a la reflexión crítica sobre los asuntos humanos. En segundo lugar, está la mayéutica, (gr. mayeuomai: dar a la luz) palabra que proviene del oficio de Fenárates, madre de Sócrates, que era partera, y que consiste en hacer preguntas de tal modo que el interlocutor descubra la verdad por sí mismo. Debemos dejar bien claro que el objetivo del método “dialectico” de Sócrates es fundamentalmente de naturaleza ética y educativa, es decir, no busca otra cosa que dar cuenta de la propia vida, es un examen del alma, es decir, un examen moral. Un testimonio Platónico refiere: “Cualquiera que se encuentre cerca de Sócrates y que se ponga a razonar junto con él, sea cual fuere el tema que se trate, arrastrado por los meandros del discurso, se ve obligado de un modo inevitable a seguir adelante, hasta llegar a dar cuenta de sí mismo y a decir también de qué forma vive y en qué forma ha vivido, y una vez que ha cedido, Sócrates ya no lo abandona”

 La ignorancia socrática De acuerdo a los diálogos de Platón (Apología de Sócrates), Querefonte, un amigo de juventud de Sócrates, subió al templo de Apolo en Delfos, -en cuyo frontispicio estaba inscrito el axioma: “Conócete a ti mismo”- y se atrevió a consultar al Oráculo con el fin de saber si había entre los hombres alguien más sabio que Sócrates. La respuesta de la pitonisa del templo fue: “Nadie”. Al conocer la respuesta; Sócrates decide averiguar el sentido de ella y se da a la tarea de visitar a los más sabios de Atenas. Luego de recoger sus respuestas descubre que se tienen por sabios pero en verdad no reconocen su ignorancia. Concluye entonces: “Yo soy más sabio que él. En efecto, cada uno de nosotros cae en el peligro de no distinguir lo bello y lo bueno, pero mientras él cree saberlo, yo sé que no lo sé, ni creo poder lograr saberlo. Por este motivo me parece que soy, en algo, más sabio que él” (Apol. 21) 5 El punto de arranque de la filosofía de Sócrates es el reconocimiento de la propia “ignorancia” (nesciencia). El que cree que “sabe lo que no se sabe” es para Sócrates un ignorarse a sí mismo, impidiendo toda reflexión acerca del hombre y su valoración moral. “Conócete a ti mismo”, que se ha conocido como un aforismo socrático, no debe entenderse más allá de una recomendación socrática, de corte ilustrado, respecto a que el hombre se ocupe de su propio perfeccionamiento moral basado en un análisis crítico de sus conocimientos. “Saber que no se sabe es, o sea, adquirir conciencia de tu fin y de tus faltas reales es la primera sabiduría verdadera Para Sócrates, ponerse a sí mismo como problema, es decir examinarse y tener conocimiento de sí mismo, es base propedéutica para una indagación y propicia un programa filosófico por excelencia que impulsa al hombre a buscar su formación personal bajo una perspectiva ética que garantiza el auténtico saber. Con esto, Sócrates pone de manifiesto que la primera condición de todo filosofar es la conciencia de la propia ignorancia y deja abierto el camino hacia el fecundo aprendizaje.


 La moral socrática Mientras los presocráticos colocaban al ser humano dentro del sistema de coordenadas del cosmos, Sócrates desplaza el cosmos al sistema de coordenadas del hombre a fin de encontrar la unidad en la multiplicidad. La investigación socrática se refiere a la vida humana y en torno a ella girarán las conversaciones, indagando sobre la piedad, la justicia, la belleza, el bien, la felicidad. El conocimiento de estos temas no tenía un afán contemplativo ni especulativo, sino que buscaba el perfeccionamiento moral de las personas. Para Sócrates la verdad se identifica con el bien moral, esto significa que quien conozca la verdad no podrá menos que practicar el bien. Saber y virtud coinciden por lo tanto quien conoce lo recto actuará con rectitud y el que hace el mal es por ignorancia. A esta doctrina socrática, de carácter racionalista, se le ha denominado “intelectualismo moral”. La ética socrática se interesa en el conocimiento de la virtud para practicarla en beneficio de la polis. 


Podemos señalar por lo menos tres rasgos característicos: felicidad, virtud, ciencia y el bien; esto último es lo que hace feliz al hombre y resulta de los tres anteriores. a) Felicidad: (eudomonia) Para Sócrates la felicidad es el último bien del hombre y se logra con la práctica de la virtud. No se trata de la felicidad lograda de los placeres sensibles y fugaces, sino aquella serena y estable que proviene de la contemplación de la verdad y que se logra con la práctica de la virtud. b) Virtud: (arete) La virtud se identifica con la sabiduría en cuanto capacidad de autodominio o gobierno de sí (enkratéia), constante, metódica y que resulta de la conquista del espíritu mediante la inteligencia y la voluntad unidas recíprocamente. Debemos sumarle a esto la templanza (sofrosine) entendida como equilibrio, serenidad, moderación, vieja expresión que sirvió a los antiguos pensadores como Sócrates, para no dejarse arrastrar por el poder. 


 Los sofistas, a quienes el pedagogo de Atenas contrapunteó, tenían el afán de poder y dominio; la ética socrática, en cambio, representa la posibilidad humana de una praxis específica que convierta el afán de poderío en la fuerza que transforme la propia naturaleza en naturaleza ética. De este modo la vida socrática, no busca el poder ni el dominio de los demás, no pretende adquirir cosas, ni vencer un destino externo. Más bien renuncia a todo signo de poderío y posesión, e incluso, si fuera necesario, renuncia a la vida misma en beneficio de la virtud y el honor moral. c) Ciencia: Es saber, pero un saber obrar bien. La virtud y la felicidad son una misma cosa y la virtud en el hombre consiste en no ser más que lo que hace que el alma sea lo que debe ser, es decir, buena y perfecta. Ambas, virtud y felicidad, constituyen el auténtico fin que el hombre persigue y estas sólo pueden ser alcanzadas mediante el verdadero conocimiento, que es el autoexamen, la autocomprensión que constata la propia ignorancia elevando al hombre a una renovada conciencia de la propia limitación en un proceso sucesivo de permanente perfeccionamiento

2º DE BACHILLER de humanas

Os adjunto ALUMNOS DEL 2 DE HUMANAS el dossier introductorio de Platón. Por si no os funciona el link, podéis encontrarlo en la entrada de septiembre de 2013. 


Ojo, verás una imagen de un cuadro, evitad imprimirla que os chupará mucha tinta. https://porquelanadaynoelser.blogspot.com/2013/09/2-bachiller-platon.html

dimarts, 12 de setembre del 2023

BIENVENIDOS, ALUMNOS DE 1º, OS ENVÍO LOS LINKS PARA EL MATERIAL DE FILOSOFÍA 1º porquelanadaynoelser.blogspot.com/2013/09/1-de-bach-textos-primer-trimestre-1-4.html porquelanadaynoelser.blogspot.com/2013/09/1de-bachiller-listado-de-conceptos.html OJO, SI HAY ALGÚN PROBLEMA CON LOS LINKS SIMPLEMENTE TENÉIS QUE MIRAR EN LAS ENTRADAS DE SEPTIEMBRE DE 2013. AHÍ TENÉIS, ENTRE OTRAS QUE NO OS AFECTAN, UNA ENTRADA PARA LOS TEXTOS Y OTRA PARA EL LISTADO DE CONCEPTOS. CONSEJO: NO IMPRIMAS DIRECTAMENTE, SELECCIONA LO QUE NECESITES CON COPIA Y PEGA Y UNA VEZ ADAPTADO A TU SISTEMA DE ESCRITURA LO IMPRIMES.

divendres, 4 de novembre del 2022

 



¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

Efectivamente. –

Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente «ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal » o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

Eso es lo que creo yo –dijo–: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.

Ahora fíjate en esto –dije–: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?

Ciertamente –dijo.

Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad –y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse–, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir? –Claro que sí–dijo.


ANALICE EL ALUMNO LAS IDEAS FUNDAMENTALES DEL TEXTO, REFLEJANDO EN SU EXPOSICIÓN LA ESTRUCTURA DE LA ARGUMENTACIÓN SEGUIDA POR EL AUTOR


El fragmento pertenece a la obra clave de Platón, La República, donde se exponen los términos generales de la polis ideal. Forma parte del mito de la caverna, relato de carácter didáctico del que Sócrates hace uso para explicar a sus discípulos que la ciudad vive entre sombras, sometida a la manipulación de los sofistas. Se ubica por tanto en los primeros capítulos del Libro VII. Es importante resaltar que La República es un largo diálogo. Esto se explica por el carácter de la enseñanza mayéutica, en la cual el maestro guía al alumno para que encuentre la verdad por sí mismo. En este caso, nos encontramos la situación en la que el maestro hace ver a Glaucón a través de preguntas la situación de ignorancia de los atenienses, comparándola con una caverna.


En el momento del relato que nos encontramos en el fragmento, ya sabemos que uno de los presos se ha liberado. Superado el deslumbramiento inicial, ahora ya sabe que la verdad está fuera y que la vida en la caverna es pura falsedad. En otras palabras, el fragmento plantea la obligación del filósofo, una vez liberado, de liberar a su vez a sus conciudadanos del yugo de la ignorancia.


En el primer párrafo, Sócrates pregunta a Glaucón si cree que, una vez en el exterior, el liberado sentirá lástima de sus antiguos compañeros. Esto significa que los jóvenes que pasan por la Academia y se ilustran en el conocimiento supremo, empiezan a pensar en la vida en el ágora, dominada por los sofistas, como en un penoso juego de sombras, mejor, de opiniones.


En el segundo profundiza en la cuestión al recordar a Glaucón que en la caverna existe el éxito. Al explicar que habría prisioneros que obtuvieran honores por su capacidad para profetizar el paso de sombras, Sócrates está en realidad criticando la celebridad de los sofistas, fruto de la debilidad del pueblo. Desvelada la ridiculez de ese mundo de lisonjas y falsas glorias, Sócrates insiste en interrogar a su discípulo: “¿… envidiaría a quienes gozaran de tales honores?” En ese momento recurre a la autoridad del más grande de los literatos griegos, Homero. Compara el rechazo al regreso al mundo de las sombras con el que Aquiles experimenta por el de los muertos, en el cual se halla. Declarando como “mundo de lo opinable” al creado por los titiriteros, Platón declara su verdadera intención filosófica: la Atenas dominada por los sofistas es el reinado de la doxa.


Hay un párrafo breve a continuación en el cual, siempre contando con la complacencia de Glaucón, Sócrates plantea la dificultad del que regresa, el cual sufrirá un proceso de deslumbramiento similar al que experimentó al abandonar la caverna y toparse con el sol, solo que ahora le ocurrirá en la dirección contraria. El proceso termina de explicarse en su última intervención. El antiguo cautivo, ahora retornado, es objeto de burla por sus compañeros, los cuales empiezan considerándole loco y, finalmente, le asesinan. Es evidente que Platón aquí está estableciendo una analogía con el caso de Sócrates, que fue condenado a muerte por la Asamblea. Sócrates es el preso que, tras liberarse de las cadenas de la doxa y la tiranía de los sofistas, decide regresar al ágora para, desde la verdadera filosofía, denunciar la mentira en la que sus conciudadanos viven.

divendres, 30 d’octubre del 2020

PROCEDIMIENTO PARA COMENTAR EL TEXTO


 La mayoría de vosotros ya comentasteis textos conmigo el curso pasado. Aplicábamos un esquema muy concreto (tema, tesis, argumentos). No es preciso que reproduzcamos mecánicamente ese esquema en 2º. Me conformo con que tengáis claro que el comentario debe establecer un planteamiento general, donde se informa con sucintamente de cuál es la cuestión en torno a la cual gira el texto y cuál es a grandes rasgos la posición del autor, es decir, de qué nos quiere convencer o cómo responde él al problema planteado. Lo que harás después en tu escrito es explicar cómo ha ido estructurando sus argumentos. Cuentas con una ventaja que no tenías el curso pasado, en el que apenas disponías de una documentación básica y, sobre todo, no sabías nada del autor, por lo que entrabas “a pelo” a analizar el texto. Ahora sabes a qué autor y a que texto corresponde el fragmento que tienes delante, lo cual te permite entender mucho mejor su mensaje, pues conoces bien el pensamiento de dicho autor 

 ALERTA!!!! El coordinador de la Facultad, que es quien pone el examen EBAU y quien establece los criterios de corrección, nos insiste a menudo en que el texto no debe ser un “pretexto”, es decir, una excusa, para que el alumno vuelque todos sus conocimientos aprendidos de Platón. Eso se hace en la redacción, en el comentario hay que demostrar que uno sabe leer y analizar textos. Eso no significa que hayamos de caer en el error justamente opuesto, es decir, analizar el texto como si no conociéramos nada del autor. Tú debes analizar el texto ayudándote de tus conocimientos sobre Platón para entenderlo y explicarlo mejor, pero es un comentario de un texto concreto, no una redacción a propósito de ese texto.

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 TEXTO -¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? -Efectivamente. –Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquéllos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente “trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio” o sufrir cualquier otro destino antes de vivir en aquel mundo de lo opinable? -Eso es lo que creo yo –dijo- que preferiría cualquier otro destino antes de aquella vida. -Ahora fíjate en esto –dije: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol? –Ciertamente –dijo. -Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad –y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir? -Claro que sí –dijo. 


 COMENTARIO (OJO, leemos primer el texto con detenimiento y tratamos de ubicarlo, o sea, saber de que parte del libro se extrae. No es lo mismo el libro VI, que habla sobre la idea de Bien y el símil de la línea, que el VII, donde todo gira en torno al mito de la caverna. Debe subrayar, recuadrar, tomar notas, emborronar el texto todo lo que sea necesario, pues eso es señal de que estás haciendo un exhaustivo trabajo de análisis) 

(Presento el comentario) Nos encontramos ante un fragmento perteneciente a la obra cumbre del gran filósofo griego Platón, “La República”. Pertenece al Libro VII, donde nos relata el mito de la caverna. Es un texto dialógico, en el cual el maestro mayéutico, personalizado por Sócrates, intenta sacar a la luz los conocimientos que su alumno, Glaucón, ha olvidado. 

 (Planteamiento) El fragmento gira en torno a la cuestión de la ignorancia en Atenas, aquí reflejada en forma de metáfora como una caverna. Lo que Platón nos intenta hacer ver es la dificultad que el hombre sabio, ese que ya ha accedido a la luz del conocimiento, encuentra cuando intenta compartir esa luz con sus conciudadanos. 

 (Estructura argumental) El texto empieza situándonos en el momento en que el prisionero liberado ya ha abandonado a sus antiguos compañeros. Sócrates se dirige a Glaucón con una pregunta,” ¿y qué?”, procedimiento habitual en el diálogo mayéutico porque Platón entiende que es el propio alumno el que ha de ir deslizando sus creencias hacia la verdad, sin que ésta le sea enunciada directa y explícitamente por el maestro. 

Hace un uso irónico de la palabra “ciencia” para hacernos ver que el tipo de conocimiento que allá se tenía era en realidad falso, un conocimiento de sombras propiciado por la manipulación de los sofistas, personificados en la narración como titiriteros. Se le presentan dos sentimientos. Por una parte se siente feliz porque se ha abierto a la luz de lo verdadero, dejando atrás el mundo falso en el que anteriormente creía. Por otra parte, siente compasión de quienes permanecen entre sombras. En su siguiente intervención, mientras el alumno se limita a asentir, Sócrates vuelve a hacer uso del estilo de pregunta. Su intención es que el alumno aprecie en su totalidad el tipo de escena ficticia que han creado los titiriteros para los encadenados. Entre ellos, habrá quienes destaquen más por su facilidad para prever qué nueva sombra va a aparecer a cada momento en la pared, de manera que habrá quienes obtengan la admiración de los compañeros. Obviamente, se refiere al ágora, donde hay ciudadanos que, viviendo entre opiniones, tal y como lo plantea la lógica impuesta por los sofistas, obtienen un éxito que no responde al conocimiento verdadero sino a la pura retórica y el culto a las opiniones. 

En ese momento recurre el escritor a la cultura literaria griega, la homérica, refiriéndose a ese hombre que prefiere la peor vida imaginable antes que seguir habitando el reino de las sombras. En el tercer párrafo, y sin abandonar el formato pregunta, nos invita a pensar que el liberado, movido por la compasión, decide regresar a la estancia oscura para rescatar a sus compañeros. En ese momento, las mismas chiribitas que le llenaron la visión cuando fue deslumbrado por el sol una vez fugado de la caverna, le aparecerán por lo que supone pasar de la luz a un reino basado en sombras. Lo que intenta hacernos ver es que quienes han vislumbrado la idea de Bien, corren el riesgo, cuando vuelven al ágora desde la Academia, de no parecer especialmente hábiles para tratar con los asuntos mundanos con los que trata comúnmente la gente de la polis. 

 En la conclusión del fragmento, el maestro profundiza en esta idea. Al volver a mirar sombras, el hecho de haber contemplado ya el sol, cosa que desconocen los demás, puede llegar a parecerles torpe, con lo cual los demás pueden empezar a pensar que ha enloquecido y que lo peor que pueden hacer es imitar su conducta. Como ese hombre se empeña en liberar a los demás para que salgan con él, es posible que incluso sea asesinado. Es evidente que ese hombre es un símil del maestro Sócrates, que fue condenado a muerte por la Asamblea ateniense, manipulada por los sofistas, que temían que Sócrates desenmascarase el peligroso juego con el que habían logrado intoxicar a la ciudadanía ateniense.

dilluns, 26 d’octubre del 2020

PLATÓN. LA IDEA DE BIEN


 

La idea de Bien o, como lo dice en "La República", lo Bueno en sí, es la cima del sistema filosófico de Platón.

Siguiendo la teoría de la Mímesis, podríamos decir que todos los seres, los sensibles y los inteligibles, imitan esa idea. Así, el alfarero intenta hacer "buenas" vasijas, el profesor intenta dar buenas clases de filosofía, el geómetra intenta dibujar el triángulo perfecto... el problema es que la realidad material solo puede aproximarse a la perfección de la idea, que es por definición inmaterial. El Bien alcanza así el máximo de idealidad, abstracción y verdad, de ahí que su luz otorgue sentido al conjunto de la realidad del universo.

Es importante no confundir este concepto con la divinidad propia de las religiones monoteístas, que por cierto no llegan a Europa hasta muchos siglos después de la civilización griega, cuyo contexto espiritual es politeísta. Es cierto que algunos teólogos de la Edad Media, admiradores de la brillantez filosófica de Platón y Aristóteles, llegaron a identificar la suprema perfección de la Idea de Bien con Dios. Pero esta asociación es muy forzada. El Bien platónico es una realidad suprema pero intelectual. El Bien es, como el sol en el mundo sensible, "padre" o responsable de las cosas del universo,
pero no en el sentido del creacionismo propio de las culturas mosaicas, es decir, el judaísmo o el cristianismo. Dios o Yahvé, como después Alá, exigen obediencia y amor, el Bien platónico reclama el esfuerzo del conocimiento.

 La lógica de los antiguos griegos es, pues, radicalmente diferente de la medieval, aunque es cierto que la división drástica entre un mundo espiritual y superior y otro sensible, efímero e inferior puede propiciar el paralelismo. Pero, ¿qué es el Bien? En primer lugar el Bien supone el nivel máximo de realidad, su estatus ontológico es supremo. De igual manera que las cosas materiales imitan a las ideas, las ideas imitan la idea de Bien. Si las ideas son perfectas es porque imitan al Bien; de igual manera, lo que un objeto físico tenga de bueno se debe a que, imitando a las ideas, imita también en última instancia a la idea de Bien. Esta cumbre ontológica o de realidad que define al Bien se corresponde con la epistemológica: conocemos las demás ideas y, por tanto, entendemos la totalidad del universo cuando conocemos el Bien, al cual no se puede acceder a través de los sentidos o de la doxa, sino de la ciencia filosófica suprema, la dialéctica.

El Bien tiene además una especial relevancia ética. Si quiero encauzar adecuadamente mi vida debo conocerlo, de lo contrario viviré desorientado o, lo que es peor, manipulado por los sofistas. A través de la rectitud moral mi alma alcanzará la sabiduría que necesito para ir por la vida distinguiendo lo bueno y lo malo. Esta lógica se aplica igualmente al político, que necesita aprender dialéctica para distinguir entre el gobierno justo y el injusto, lo cual le permitirá decidir siempre aquello que sea mejor para el conjunto de la polis. Solo desde esa idea de virtud es posible llegar a la verdadera felicidad. A modo de conclusión, podemos decir que el Bien fundamenta la mímesis que atraviesa la Teoría de las Ideas. Él es el horizonte, la luz final hacia la que tienden todas las cosas. Tanto la región visible como la inteligible apuntan a él. Por eso explica Platón que en la escalera mayéutica, desde la que se asciende en la Academia hasta el conocimiento filosófico o dialéctico, el Bien es el verdadero objetivo, pues nos permite vislumbrar la totalidad de lo real. Esa perfección del Bien solo puede alcanzarse de forma imperfecta en el mundo sensible.


dimarts, 7 d’abril del 2020

4º DE ESO, NUEVO APARTADO DE ÉTICAS APLICADAS

LA ÉTICA DE LOS NEGOCIOS. 

Dejamos atrás la cuestión de la bioética y los problemas que se le asocian, como el aborto, la clonación y, ¿por qué no?, algunos que podríamos extraer del episodio actual del coronavirus. 

Cambiamos de tema. Vivimos en una sociedad capitalista. La libre iniciativa económica, es decir, lo que denominamos el mundo de la empresa, tiene un papel fundamental en la riqueza y la prosperidad de sociedades como la nuestra. Ahora bien, solemos pensar que donde hay negocios e interés de ganar dinero, la ética no tiene nada que decir, como si el ámbito de los principios y las virtudes y el del dinero fueran como el agua y el aceite. Claro que si esto es así, ¿por qué entonces nos indignamos tanto los ciudadanos cuando hay casos de corrupción en los que, además de políticos, hay implicados grandes empresarios? Lo que tendríamos que preguntarnos es si la expectativa -muy razonable- de obtener ganancias, justifica cualquier cosa que uno haga para conseguirlo. 

Pensemos en una empresa cualquiera, sin ir más lejos una en la que nuestros familiares trabajen o incluso que hayan construido ellos mismos, por ejemplo un bar, o una firma de diseño de placas solares o, qué sé yo, una tienda de ropa. Lo que esas empresas, y no digamos las grandes multinacionales, hacen para obtener beneficios tiene consecuencias sobre nosotros, sobre el medio ambiente, sobre la economía. Debemos pensar por qué hoy en día tienen una relevancia creciente las asociaciones de consumidores, algunas de las cuales, como en España la OCU, denuncian a menudo prácticas abusivas de empresas -por ejemplo de telefonía móvil- que atacan los derechos de los ciudadanos, es decir, de todos nosotros. 

Otra cuestión importante: la globalización. Hay grandes firmas, como Coca Cola o Benetton, que ya eran importantes y tenían implantación planetaria en el siglo XX, antes de que estallara la globalización propiciada por internet, que es el proceso de mundialización de personas, dinero y mercancías más colosal de la historia del capitalismo. Hoy, una simple operación financiera en la Bolsa de Nueva York puede provocar pobreza y hambre en millones de personas, tan solo porque suba el precio del trigo o del arroz. Una empresa mundial como la Ford puede coger su producción de Almussafes y llevársela a Taiwan, donde los costes por salarios son mucho más bajos. Los desechos plásticos de una empresa francesa van al mar, que resulta que es de todos... Empresas de combustibles fósiles emiten gases a la atmósfera que contaminan el aire y producen un problema climático que nos perjudica a todos.... La lista sería interminable, es obvio que la globalización está produciendo problemas nuevos a nivel de todo el planeta y que debemos reactivar el debate y la reflexión ética sobre las prácticas empresariales globalizadas. 

ATENCIÓN: PREGUNTAS PARA CONTESTAR DURANTE SEMANA SANTA Y PASCUA. 

1. ¿Deberían las grandes empresas que operan en España pagar por lo que contaminan? 


2. ¿Es útil la OCU? ¿No constituye un perjuicio para las empresas, por ejemplo para las de telefonía móvil?


3. Explica el concepto de deslocalización industrial. ¿Por qué es problemática?


4. Si el mundo se ha globalizado, ¿no deberíamos tener un gobierno planetario al que pudiéramos votar todos los terrícolas? ¿Por qué no se hace?